Ir al contenido principal

Amor, amar.

A veces cuando pensamos en todo lo que nuestro ser nos permite percibir, lo primario son las sensaciones, aquellas que entran por nuestros sentidos, lo que vemos, olemos, tocamos, oímos, probamos… cuando esas sensaciones se impregnan en nuestro ser y comienzan a mover algo más profundo se tornan en emociones. Si esas emociones se tornan más fuerte por los elementos que lo engrandecen y parecen cegarnos, nos llenamos de hormonas y alegría, entonces pensamos que es AMOR.

Mar de emociones interpretadas como amor, pero ¿qué es el amor? De acuerdo a una de las acepciones de la RAE es el “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”[1]. En este apartado comenzamos con algunos temas, porque el amor no es exclusivo a una pareja, también lo hay fraterno, parental y podría mencionarse un indeterminado número de tipos de amor, porque la gama de insuficiencias, necesidades y ausencias es sumamente alta.

Ocasionalmente se tiende a decir que encontrar el amor es encontrar a la media naranja, la otra mitad (lo que nos hace sentido con la definición de la RAE, la insuficiencia propia), pensamos que ese amor nos va a cubrir todas nuestras necesidades afectivas, sexuales, personales y en algunos casos hasta profesionales y de autoestima, e incluso lo queremos descifrar como el proceso químico en el ser humano que nos puede llevar a perder la razón... ¡craso error!

Renunciar a las creencias y fortificar nuevos parámetros es una tarea nada sencilla, mas ¿tendría que cambiar como siento y quiero si hasta el día de hoy todo me ha funcionado bien? ¿Estoy seguro que realmente ha sido así, que todo funciona bien? ¿Amo como se debería amar? Pero ¿cómo se debe amar? ¿Qué o a quién debemos amar? ¿Acaso no debería comenzar con el trilladísimo amarme a mí mismo? ¿No dice el dicho que soltar es amar y si regresa…? ¿Ah, no?

-o-

 Diseñado por Freepik

-o-

Anticipando que estas preguntas podrían salir, he de mencionar puntualmente que no tengo para ustedes una respuesta de ellas; sólo puedo escribir desde mi experiencia personal lo que he vivido respecto a algunos casos de amor y eso es lo que haré a continuación.

Mi relación con el amor ha sido una serie de altibajos sumamente drástica. Porque es amor, odio, ilusión, decepción, emoción, miedo, sueños ¡y más!… no conocí el amor materno como me hubiera gustado, pero sí como creo que debió ser por mis primeros cinco años; sin embargo, veo a las madres de mis amigos y conocidos y casi estoy seguro que podría haber sido una increíble relación con mi ma. Quién sabe si yo fuera homosexual, los abusos a los que fui sometido sucedieron después de que ella murió. Pero esa es otra historia. Hoy solo guardo tres o cuatro recuerdos de ella una foto en blanco y negro (o sea que ni siquiera la puedo recordar a colores), pero los guardo con mucho amor. Supongo que eso es parte de mi amor parental fundado en una ausencia.

Amigos, tengo un montón. Muchos (casi todos) de hace muchos años y pocos de años recientes, pues conforme fui creciendo me hice un poco sedentario y dejé de conocer gente, de aprender cosas y de cultivar mi ser -Este ejercicio de escribir forma parte de querer romper esa larga cadena de ostracismo-. La cosa es que a mis amigos los amo con todo mi ser y mi corazón. Dada la infancia y adolescencia que viví, y que disfruté con todos sus altibajos, ellos me dieron soporte, luz, conocimiento, risas, hermandad, así que eso también es amor y un amor fraterno, como a mis hermanos de vida. Y ojo, quiero a mis conocidos y amo a mis amigos.

Respecto a pareja, pues he tenido aquellas que alimentan el alma, algunas que han sido sumamente carnales, otras que han sido soporte y aliento; y sí, también alguna que otra que en lugar de ser amor eran más como odio y el deseo de minimizar al otro hasta hacerlo desaparecer. Afortunadamente pude salir de ahí, pero hasta esa experiencia fue un gran aprendizaje; todas y cada una de esas vivencias alimentaron mi alma y como dice Laura Pausini “que en tu corazón sobrevivirán, son historias que siempre contarás sin saber si son de verdad”.

 Diseñado por Freepik

En este último punto, al paso de los años vamos cambiando la forma en que vemos las cosas, y en mi caso, también como se percibe y se desea el amor. Aquí es justo donde voy respondiendo las preguntas y… digo que SÍ, el amor, las emociones y demás deben cambiar, pues a pesar de que he tenido (tengas) buenas experiencias, quedar estático representaría repetir los mismos errores al no aprender de las situaciones que no han sido tan buenas, entonces, a pesar de que sigo viviendo y siendo, reconozco que no todo ha funcionado tan bien como desearía en cuanto al amor. De lo que estoy seguro es que no creo que haya un “debería amarse así o asá”, pero sí debemos amar como lo queramos, sintamos y hasta donde lo sigamos disfrutando, con una condición imperante: respetar la decisión del (de los) otro(s) y reconozcamos que si no me aman debo aceptarlo, o que si no soy capaz de amar a alguien he de ser franco y debo decírselo. Entonces debo amar con la razón, con co-razón. Ama, ama a quien quieres, a quien te gusta, a quien te corresponde, ama a quien te cuida, te procura, pero sobre todo ama con toda la certeza de querer hacerlo, porque el amor es seguridad en ti, en tus decisiones, en cuidarte, pensarte, desarrollarte… y para eso, ¿qué crees? ¡Debes amarte lo suficiente para saber que eres lo más importante para ti mismo y que nadie tiene el derecho de callarte, robarte tu brillo ni tus colores, recuerda que nadie debe decidir por ti, ni llevar tus emociones en altos y bajos! Una discusión es normal, son dos puntos de vista distintos llegando a un acuerdo, pero una pelea donde te gritan, te dejan hablando o te hacen sentir mal, eso ya no es sano para ti ni para el otro. Es cuando debes hacer caso a tu razón, porque si te sientes mal, ¿por qué seguir? ¿Crees que va a cambiar? -Noticias, no sucede y aunque te aferres a las mínimas posibilidades de que pase, nadie te asegura que sea tu caso. Por lo tanto, sí, con el tiempo, con las experiencias y la madurez deberíamos llegar al punto de lograr amarnos a nosotros mismos antes que a nadie más para poder amar como quiero, ¡estaré orgulloso de mi forma de entregar mi amor! Llegamos así a la última cuestión: soltar es amar, pero ¡cambia el dicho!, porque soltar no es para esperar que regrese, es para continuar con tu vida, soltar puede ser el mejor acto de amor, a otros… ¡a ti! Soltar es reconocer que después de una relación seguramente habrá otra oportunidad de ver el mundo con un color distinto, porque ya creciste, ya amaste y fuiste impresionante.

Amar implica tener esa bondad de ser humano, y el mejor consejo de todos: cuando amas no debes esperar nada a cambio, porque tu amor, lo que das, depende de ti, pero el amor que te dan no depende de ti. Reconoce que no esperar nada, no significa no saber lo que mereces. Amiga, ¡date cuenta! Pero tampoco exageres, no puedes vivir eternamente racionalizando las cosas negándote a vivir experiencias emocionales. Permítete tener un amor libre y suéltate a los brazos de Eros y Afrodita, porque si no, solo contarás lo que les pasó a tus amigos y no lo que tú has vivido con intensidad. Se vale tropezar, pero llega una edad en la que no hay excusa para perder la razón en los intentos.

La vida es azul por un amor perdido, un amor deseado, uno concluido y un gran amor propio eterno.

La vida es azul, cuando aprendí a amarme y reconocer mis ausencias, pero también a ver mi vida plena.

La vida es azul porque en este mismo acto reconozco mi propio situación en el amor: anuncio y pronuncio mi estado actual como soltero (recién el fin de semana lo pude decir, en público, frente a amigos y fue algo que marcó un punto para mí). Una gran historia de amor se tejió en los últimos poco más de diez años, pero ha llegado el momento en que tengo que soltar; hace un par de fines de semana admití que no tengo el derecho de pedir una actitud, cambio, conducta o algo particular; pero sí tengo el de decidir que si algo no me agrada puedo levantarme y tomar camino Justo como resultado de responder las preguntas de una forma sincera conmigo y con la persona con la que he compartido tantos y tantos momentos gratos, enormes, de descubrimiento y aventura, así como algunos no tan placenteros, pero que han dado crecimiento a ambas partes. Reconozco en él a un gran hombre y me reconozco a mi también. Es momento de recoger las alas, alzar los trofeos, lamer las heridas, disfrutar las memorias y reiniciar el camino, siendo autosuficiente y reuniéndome con mi propio ser. Y finalizando con la misma canción de Pausini: “Ya sabía que no llegaría, esta vez me lo prometeré, tengo ganas de un amor sincero… ¡Ya sin él!”[2]




[2] Canción “Amores extraños”, Laura Pausini.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Colonies States of CDMXAmerica

Por Oliver Juan Mohedano G uías de la ciudad nos permiten conocer recovecos enclavados en nuestra ciudad como el siguiente: una pequeña iglesia, una fuente rústica de similar tamaño y un entramado de calles (todavía empedradas algunas) por el que difícilmente cabría un vehículo de dimensiones mayores a una pick up , y una gran carga cultural en pequeños callejones que conducen al mismo lugar, en este caso el centro de “La Romita”. Aquí se veía a los niños jugando en las calles en los ochenta y noventa, incluso los tempraneros dos mil, y que al día de hoy lucen semivacías -en gran medida gracias a la tecnología y la escasa seguridad en la ciudad-. La Romita conserva casas pequeñas y algunos edificios antiguos, pero en hoy también encontramos a la entrada, por ejemplo en la calle Durango, un complejo habitacional que cambia el panorama, departamentos que denotan un estilo de vida y un nivel socioeconómico distintos de los habitantes de este barrio originario, (uno de los dos barrios orig

Dx y Tx

Una operación, con ello comienza esta historia. Nunca me habían operado y sin embargo sabía que esa operación me la tenía que hacer desde adolescente; nunca había podido, ya fuese por desidia, por falta de información, tiempo o por falta de dinero.  Ya tengo 42 años, justo unos días antes de que me operaran los cumplí. Al iniciar la pandemia estaba por cumplir los 40 años. Pensaba que por el rango de edad debería de ya realizarme exámenes y estudios de rutina, como el de próstata, por ejemplo. Pasó el tiempo y justo hace unos meses comencé con algunas molestias de aquello que yo sabía debía haber sido operado hace ya muchos años, pero en circunstancias poco usuales, vamos, como nunca pasó antes... Así que decidí ir al especialista y sí, me dijo lo que ya sabía: tenía que hacer una intervención; pero además me realizó un ultrasonido, como una revisión de rutina y ¡zaz! encontró algo que yo ni siquiera sabía que existía. Pero para poder corroborarlo, me mandó a hacer un ultrasonido ya co

Cambios, apredizajes e historias. Parque Delta

Hace mucho tiempo que no estoy por aquí, hace un tiempo breve todavía me aparecí por una historia que sucedió en el carro, el tiempo ha pasado y con el ritmo de trabajo las cosas no son fáciles para otras actividades, entre familia, pareja, la casa, el trabajo, la manejada, y demás es poco el tiempo que queda para hacer cosas que usualmente eran cotidianas o más frecuentes, pero hoy hay algo que me motiva, un cambio. Me explico: ♂ Dentro de las historias de vida existe un apartado, el de los cambios. Cosas, personas, lugares y situaciones que llegan, se van o permanecen y te tatúan de por vida. El trabajo es una de ellas y he de decir que el que tengo actualmente es un buen trabajo, digo la atención personalizada no es nada fácil, mucho menos si te esfuerzas por hacer las cosas bien y hacer sentir bien a las personas que atiendes con el trato o los servicios que ofreces (más si eres un obsesivo compulsivo y no quedas contento con el ahí se va -no ha habido un día que diga "ya