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Mostrando las entradas de marzo, 2021

¡Lo siento!

¡Lo siento! Eso es lo primero que tengo que decir.    Lo siento porque de pronto he estado un tanto estresado, cansado, quizá muy alerta… y creo que eso lo he contagiado.   Le quiero decir a mi hermana y mi hijo que lo siento, lamento mucho tenerlos encerrados sin la posibilidad de salir. Lamento mucho ser tan insistente en que todo debe estar sumamente limpio, que debe tener higiene en cada cosa que entra a la casa, que cada vez que toca algo que viene de la calle, o que cuando sale por necesidad al trabajo debe regresar y ducharse, asear todo. Y a veces soy taaaan insistente que creo que llego a molestarla.   Le tengo que pedir disculpas a Julian, con quien vivo, y aunque ha estado con su familia los últimos meses (salvo algunas semanas), cuando regresa le insisto y le recalco acerca de no salir, de cuidarse, de la higiene, de no salir con gente aunque sean amigos (ni siquiera con los muy de confianza o en común). Lo siento porque mi paranoia y mis miedos aseguran una cadena de estré

Lo primero, ellas, las mujeres.

Lo que todo ser humano ve y siente por primera vez, es a una mujer, ineludiblemente (sí, los avances, In vitro y así, pero vamos, saben a qué me refiero). Nacemos de una mujer, nos alimentamos de una mujer, crecemos con una mujer… todo gira alrededor de ellas, sin importar lo que pienses, es que simplemente es así.   El papel de la mujer en mi vida ha sido algo un tanto extraño, mi mamá murió cuando yo tenía   5 años, así que de ella guardo cuatro o cinco   recuerdos, uno alegre (un pastel de chocolate por mi cumpleaños), uno triste (un regaño por una travesura que había hecho), uno familiar (un beso de mi mamá y papá en una reunión que quedó plasmado en una fotografía), uno que es un   golpe de absurda y   brutal realidad (un momento en el que mi mamá era golpeada por mi papá y yo entraba en la habitación diciendo que era superman para salvarla de los golpes y lograr que mi papá dejara de hacerlo -ya sé, por eso es un golpe de absurda realidad-), y finalmente el día que una de mis tí

Cuentos de terror- aka: vida diaria-

¡Hola!   Encontré esto que escribí en un momento durante la pandemia. Yo estaba en mi trabajo y solo tenía una pequeña libretita, mucho tiempo libre, un montón de información y gente a la que no le importa cuánto te estás cuidando, así sea tu propio jefe, pariente o amigo.     "Ciudad de México, 27102020   Desde hace tiempo tengo muchas ganas de escribir, eso es lo más liberador que encuentro por hacer, sin embargo me dejo atrapar por el incesante ritmo acelerado de esta cotidianidad tan abrupta e inclemente; esa cosa no está buena.   He de decir que tengo miedo de morir.   Esta situación de encierro para unos pocos en México y para muchos en otros países, comienza a hacer mella en la psique de las personas – yo incluido –, y uno comienza a cuestionarse la bondad, la fortaleza, la fe… ¡aunque uno no sepa ni quién es!   Tengo miedo de dejar a mi hijo y no verlo crecer.   Cuando nos enseñan que debes construir algo y aferrarte a ello, se inicia un proce