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¡Lo siento!

¡Lo siento!

Eso es lo primero que tengo que decir. 

 

Lo siento porque de pronto he estado un tanto estresado, cansado, quizá muy alerta… y creo que eso lo he contagiado.

 

Le quiero decir a mi hermana y mi hijo que lo siento, lamento mucho tenerlos encerrados sin la posibilidad de salir. Lamento mucho ser tan insistente en que todo debe estar sumamente limpio, que debe tener higiene en cada cosa que entra a la casa, que cada vez que toca algo que viene de la calle, o que cuando sale por necesidad al trabajo debe regresar y ducharse, asear todo. Y a veces soy taaaan insistente que creo que llego a molestarla.

 

Le tengo que pedir disculpas a Julian, con quien vivo, y aunque ha estado con su familia los últimos meses (salvo algunas semanas), cuando regresa le insisto y le recalco acerca de no salir, de cuidarse, de la higiene, de no salir con gente aunque sean amigos (ni siquiera con los muy de confianza o en común). Lo siento porque mi paranoia y mis miedos aseguran una cadena de estrés y locura. Al mismo tiempo agradecerle por la confianza y apoyo, aun cuando me dice que traigo un aura de alcohol y se enoja porque llevo mi trapo con cloro a todos lados, ahí está.

 

Padre, lo siento, no te he visto, y te extraño tanto, pero sé que sabes que no te veo para cuidarte, porque te quiero. Siempre hay planes de vernos, quizá una comida o algo, eso es bueno para mantener vivos los ánimos de vernos. Se extrañan esas charlas, historias, aventuras, planes y grandes noches de risas, vinos, cenas y así. Hoy hablé contigo y fue maravilloso. Siempre aprendemos tanto uno del otro.

 

Le pido disculpas a mis amigos, los muy, muy cercanos y antiguos, porque no los he visto, algunos de ellos, como mi hermano Javier me lo ha pedido en más de una ocasión y después de un año nos pudimos ver venciendo mis miedos y tomar un café. ¡Extrañé tanto darte un abrazo Bro! Extraño tanto a mi Faby, Fanny, Tania, Mario. Deseo tanto ver a mis amigos del grupo de médicos, y cantar y bailar hasta el amanecer como solíamos hacerlo, y preguntar como lo hace mi amiga Elidée: ¿qué hora es?...

 

Hay gente a la que he reencontrado y que este año no me ha permitido ver, charlar, o abrazar, como tú, Fernando F. Te pido disculpas por ello también. Tengo mucha fe en poder tener una charla, cara a cara, como en los viejos tiempos donde pueda verte, reír, abrazarte fuerte y tener la posibilidad de hablar. Eso sería muy bueno. Por ello también te pido una disculpa.

 

También le digo que lo siento a mis amigos cercanos del trabajo, porque ellos más que nadie toleran mis excentricidades. Aunque May ha tomado distancia, sé que entiende un poco. Lili, más que ninguna persona me tolera, apoya y sobre todo respeta, se ha portado como una reina conmigo, siendo compinche en muchas aventuras o excentricidades como un mini-buffete de garnachas en menos de una hora, ¡Vaya caos!

 

A mis compañeros, igual, lo siento, porque exagero en muchos casos. Los respeto mucho y no sé si entiendan que me aleje cuando los veo sin protección o evito los saludos cercanos… ¡Eso del saludo de codito no me agrada tanto, pero por el momento no hay más! También extraño los pasteles, las celebraciones de fin de año y esas reuniones de colegas donde reímos, brindamos, bailamos y compartimos hasta altas horas de la madrugada.

 

Creo que sobre todo, debo pedirme disculpas a mí mismo. Por el grado de estrés al que me he sometido, quizá por el miedo. Hace dos o tres escritos coloqué un texto donde intercalaba algunas frases acerca de mi miedo. Quizá parecen simples y llanas, pero tienen mucho trasfondo. ¡Tengo miedo! Quizá es irracional, trato de entenderlo.

 

Es curioso cómo he sentido que las prioridades han cambiado, al igual que algunas opciones de aventura. Ahora mi mayor proveedor de adrenalina es llegar corriendo a casa a ver un programa o algo en tv. ¡Jajajaja, hasta los conciertos en línea son excitantes!

 

El estilo de vida que adopté en los últimos años me llevó a un sedentarismo en el que mi cuerpo lo resintió. Soy una persona de riesgo, sí, a tomarlo de risa, pero ya cumplo 41 años en menos de un mes, estoy gordo y aunque no tengo, hasta el momento, ninguna enfermedad crónico degenerativa, sí tengo ciertas características que me hacen un poco más vulnerable. Vamos, no soy médico, pero por mis manos ha pasado incontables actas de defunción de personas incluso mucho más jóvenes que yo a causa de la covid, y según lo que cuentan los familiares que las presentan, algunos de ellos tenían incluso condiciones físicas similares o menos sedentarias que las mías ¡y hasta más jóvenes! (sí, eso también es factor de un poco de ansiedad).

 

Por mi trabajo tuve que salir prácticamente todos los días, es decir no pude tener home office como muchos otros, salgo con mi cubrebocas, careta, y al llegar limpio todo y me meto a la ducha en cuanto entro y antes de tocar nada. Creo que esa obsesión se traduce en ansiedad y estrés; y ello lo transmito a mis cercanos.

 

Y ojo, tengo miedo, pero no es miedo de la enfermedad en sí. Es miedo de no poder ver a mi hijo crecer, a mi hermana tener una casa digna. De no poder cumplir la promesa de ser una familia. Tengo miedo de no poder ver a mis amigos, a la gente de los scouts, a la familia de Julian, en fin.

 

A la enfermedad le tengo respeto, y trato de estar enterado y aprendiendo de ella, porque el conocimiento hace que el miedo irracional a lo desconocido se desvanezca. Y hasta que la vacuna nos proteja lo más posible, ninguna medida de seguridad es exagerada. Y sé que la vacuna no evitará que te enfermes, pero sí que la intensidad de la misma no sea tan agresiva y haya menos posibilidades de morir.

 

Deseo que mi hermana ya pronto tenga acceso a la vacuna. Eso me dará mucha tranquilidad. Deseo, realmente, que todos tengamos acceso a la vacuna y que esto pase, que lo logremos. ¡Ya llevamos un año y creo, tengo fe, en que falta poco!

 

Hay gente que no cree, amigos que no se cuidan o piensan que porque estudiaron algo relativo a química, medicina o biología, dicen saber cómo se comporta el virus y esas cosas… ¡Pero igual ha habido mucha gente que siendo incluso más preparada se ha enfermado y algunos, muchos, han muerto! A todos ellos, los que no creen, no se cuidan o no lo toman tan en serio (no digo que al grado que yo, pero que es más evidente), no los juzgo, no los critico, incluso los respeto o solo les digo que se cuiden. Y también les pido disculpas, por no estar tan cerca de ellos, ya habrá un momento en el futuro en que deseo podamos estar otra vez reunidos todos juntos. Si alguna vez los he hecho sentir mal, lo lamento.

 

Después de todo esto, que ha sido un tanto reconfortante por el reconocimiento de lo que involucra en mis sentimientos… ¡sí!…

 

¡Lo siento!

 

♂♂ La vida es azul, porque a pesar de todo, el hecho de vivir esta experiencia es algo único y que jamás pensamos poder vivirlo. Descubrimos cosas buenas y no tan buenas de las personas, incluso de gente querida, el reto es aprender a respetarlo.

 

♂♂ La vida es azul, y al paso del tiempo deseemos que sea nuevamente un abanico de colores, y podamos salir y vivir y abrazar a nuestras familias, nuestros viejos y niños, nuestros amigos, sin miedo, con alegría y grandes esperanzas. ¡Qué así sea!



 

 

 


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